
El perfume sin alquimias
de tu sexo
sigue acompañándome mejor diría
persiguiéndome
sin pausas
como esos fantasmas familiares
que jamás abandonan
las oscuras bocas de los armarios
se esconden detrás de las cortinas
de crochet traslúcidas principios de siglo
o salen a bailar charleston y jazz
cada vez que enhebramos un disco
de pasta
en la lustrosa victrola de la abuela adolescente.
de tu sexo
sigue acompañándome mejor diría
persiguiéndome
sin pausas
como esos fantasmas familiares
que jamás abandonan
las oscuras bocas de los armarios
se esconden detrás de las cortinas
de crochet traslúcidas principios de siglo
o salen a bailar charleston y jazz
cada vez que enhebramos un disco
de pasta
en la lustrosa victrola de la abuela adolescente.
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