viernes, 31 de agosto de 2007

leyenda de frida, el centurion y la loba






Era ya medio mujer


mujer rota


rota media grial sin vino


cuando enterraste la lanza


entro como un colmillo tierno y frio


en mi costado


no dolio nada duele tanto tanto como antes


-digamos que no lograste sorprenderme-


sabia que sabias


ser cruel jugar al ciego


ahora que me parezco a aquella pintora mexicana de grandes cejas


y bigotes coronada de trenzas con cintas coloridas


con su columna jonica en pedazos


sus corazones sangrantes por Diego


su arte carne desgarrado


de la hembra que fui


-la que veo entre mariposas blancas cada vez que giro la cabeza-


solo quedan grossas brillantes


mis dos mamas de lunaloba


para seguir sosteniendo a los gemelos.