martes, 17 de noviembre de 2009
cata vertical
Me despiertan la sed
como si flotara en medio de la arena roja la mano
derecha acalambrada
(este rocinante que cada dia aquieta más el paso)
el ladrido
del minúsculo perro que le compraron
a la vecina de enfrente.
Otra siesta otra noche
de soñar el mismo sueño
Ese, el mismo, el que no lleva
a ninguna parte. Pienso
entre brumas que debo regar
las plantas del balcón el bonsai
para no extrañar tanto
a las otras que qedaron tan lejos en el pinar
hacer un rico café para tomar
cortado
buscar un anillo que creo haber perdido
y sentarme
a leer los poetas provincianos surrealistas revalorados
las poetas mal de la cabeza las poetas lesbianas
beber
sus poemas como cato el vino
a sorbos
calentándolos en la boca y escupirlos
para dentro. Que lluevan sobre el huertito.
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