Pedía a las diosas
despertarse cuando el huracán
cambiara de costas
y fuera sólo un viento amante
que embarazara sus velas rumbo al
Este
las diosas madrinas
soplaron en sus oídos para que
no escuchara
las voces de los manatíes
la inclinaron de rodillas a beber
con la mano
de las orillas del Leteo.
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