sábado, 27 de octubre de 2007

rocinante y la ecuyere




la brevedad el cambio


otro cáliz
he apartado
de mis labios



mantengo mi locura la paura bajo siete llaves

corazón mi viejo
trota trot tarot un caballo frágil
asustadizo maltrecho rocinante


las riendas las bridas
del potro complejo que me anida


-otras veces sin bocados imparable se bebía el horizonte rojo-


prefiero usarlas cortas a la mano
estrechas apretadas


los dos ahora
hemos comenzado a apaciguarnos


nos gustan
los paisajes verdes rocosos
con torrentes cascadas peces voladores


los jaeces triunfales del retorno
- coloridas entradas en plazas de armas
anchas bellas de ciudadelas renacentistas-


observar los dorados desfiles de máscaras
que nos circundan


temblar oliendo el viento de los andes


pisar ritualmente pastizales de huertas malas el lomo del Uritorco


la arena bajo los ijares mientras el mar de las pampas vuelve


una otra vez con su ronquido


sentir caliente la primavera cuando rompe la soñada


flor de los lapachos


-está llegando entre aguas El Dorado-


tal vez las melodías


canciones medioevales la nueva trova cubana


jazz tango flamenco sabina el indio


nada de fundamentalismos montañas rusas ni huracanes


la armonía del equilibrio algún trote corto de ecuyere


pollerita lentejuelas tul celeste.

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