domingo, 31 de diciembre de 2006

extraños viajes




a veces un grumete


tierno tímido sexuado


acepta verse a solas


a las once p.m.


con una pasajera ardiente


en su camarote


sin ojos de buey sin marido


el mar


enseña a desconfiar de las sirenas


pero no a reconocer


en los ojos alucinados de una mujer


si se ha descolgado del cielo


en una liana


apretando entre sus piernas


una vulva dentada


(igual que todos deberá arriesgarse).

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