La madre del Bautista
aquél solsticio de verano
vio la cabeza de su hijo sobre una fuente de plata
vio a Salomé inclinarse para besar los labios
decapitados
y salir volando empujada por un soplo
sintió el dolor
como una hoguera
extendida
quemándola por dentro
(cualquier otra hubiera llorado a gritos
tirándose de los cabellos)
ella pensó que debía acunar la cabeza llevarla
con mucho cuidado
para que la cosieran de nuevo sobre los hombros
y de pronto tropezó
apenas florecida con la efímera belleza
de la Reina de la Noche
(Hylocereus megalanthus)
y corrió a buscar la cámara
para tomarle una fotografía.